DE LIMBOS Y DE AGUJAS

Se acabo el Limbo. Y esta vez es para siempre. Al menos en esta vida. Ratzinger al fin decidió que o hay cielo o bien hay infierno. Según su humilde opinión el limbo representaba «una visión excesivamente restrictiva de la salvación»[1]. Junto con esa conclusión también ha llegado a considerar que posiblemente «Dios quiere que todos los seres humanos se salven»[2]. Sí, todos los humanos.
Más adelante el documento señala como conclusión “que los muchos factores que consideramos dan serios fundamentos teológicos y litúrgicos para la esperanza de que los niños no bautizados que mueren serán salvados y gozarán de la visión beatífica de Dios”[3]
Ya en el 2005, el entonces cardenal Joseph Ratzinger declaró que creía debía abandonarse el concepto de limbo porque era "sólo una hipótesis teológica"[4] y "nunca una verdad de fe definida"[5].
Siguiendo pues con su línea de razonamiento, debería abandonarse también la idea de la “ascensión a los cielos”de Maria, la madre de Jesús. Ya que en ninguna parte de la Biblia se afirma tal cosa. Y esta idea fue mucho muy posterior a la formación como ente orgánico elitista, ya no comunitario, de la Iglesia romana.
También debería abandonarse la falacia histórica del Cristo blanco de ojos azules, de aspecto anoréxico y cabello largo.
El tipo racial del nazareno (gentilicio de Nazaret) se acerca con mayor exactitud a un árabe semita de la actualidad. Con la tez sino oscura, cuando menos no blanca. Los ojos azules difícilmente eran apreciados en los semitas de principios de la era. Menos aún debería haberlos tenido alguien que se supone es descendiente en línea directa de David. Según la Biblia José, el padre de Jesús, era de esa descendencia.
El cabello largo, tal como muestran las muchas pinturas de la edad media y las películas hollywodenses contemporáneas, no era aceptado en los judíos, quienes debían mantenerlo dentro de cierto largo. Numerosas veces para defender el cabello largo de las pinturas se dice de Jesús que fue un “Nazareno” (un consagrado a Dios), dando como ejemplo a Sansón, el mítico guerrero judío. Pues bien, aparte del cabello largo y otras consideraciones, los nazarenos tenían prohibido el beber vino. Y sobran relatos en donde Jesús aparece bebiendo, y hasta generando vino.
Ni que decir del aspecto heroinómano que lo representa. Nada más alejado de lo que podría esperarse de un carpintero profesional, hijo de carpintero a su vez. Con una madre dedicada a él, que no hubiese dejado al hijo subalimentarse o presentar ese aspecto. Otro hecho que señala la falacia del Jesús raquítico, esta históricamente asentada en los hechos que lo consagran como origen de una religión. Primeramente la expulsión de los vendedores del templo, cosa que necesita de energía y fuerza, difícilmente esperable de un raquítico. Por último, y lo mas decidor, es el hecho de haber soportado el flagelo sobre el cual la curia romana y los obispados nacionales hacen uso como presión sicológica para el sometimiento de sus fieles. ¿Alguien de verdad cree, tal y como los medios lo presentan, con la anuencia vaticana, que un hombre casi en los huesos, demacrado y falto de vigor podría haber soportado ese martirio?
Y eso solo en lo físico, pues en lo social la posibilidad de que ese carpintero de Nazaret fuese pobre, en términos económicos, es escasa. Su estatus lo acercaba más al actual tipo burgués medio. La clase que por definición atesora la moral imperante y acepta el Statu Quo tal como es. La idea de un desclasado atacando la moral y el sistema imperante (rebelándose a su clase) es subversiva y contraria a la idea de orden actual. Como es contraria también a la opulencia que presenta en la actualidad el Vaticano.
Para finalizar esta la cuestión de la aguja: “Le resulta más fácil a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de Dios”[6]. Es interesante como esa frase de haber sido interpretada de forma literal por las primeras congregaciones cristianas luego, con la llegada de la elite romano-vaticana, empezó a ser objeto de ataques. Hoy en el catecismo se enseña que los “ojos de aguja” eran pequeñas aberturas hechas en las paredes protectoras de la ciudad de Jerusalén, o bien una puerta ordinaria construida en la puerta enorme de Jerusalén para que así “la gente común pudiera ir y venir de la ciudad sin tener que dejar la puerta grande ancha abierta a toda hora”[7].
Hubo que ver a un Vaticano enfundado en oro para que el camello tuviese un espacio mayor por donde pasar. Hubo que ver a los cardenales reaccionarios creando sectas como el “OPUS DEI” y “Los Legionarios de Cristo” para que el Jesús que hablaba a las clases oprimidas y de poca educación con parábolas (relatos metafóricos y/o comparativos, con un fondo moral) y que utilizaba los nombres propios de los elementos de sus relatos (relatos que mostraban aspectos de la vida diaria de prácticamente todos quienes le oían, incluidos samaritanos y gentiles) dejase de lado su lógica. Única y exclusivamente para señalar un aspecto referido a los ricos.
¿Cuál es este Jesús que llama “ojo de aguja” a la abertura en una pared en vez de abertura? ¿No es más reconocible ese Jesús que llama espiga a la espiga; tesoro al tesoro; vid a la vid; ojo de aguja al ojo de aguja?
Pues sí, el Jesús de las metáforas y de los nombres propios es tan reconocible como el que prevenía de adorar a dos dioses, sin metáforas de por medio. Es el mismo que veía pocas esperanzas en ver a un rico entrando al paraíso. Y cuando hablaba de ricos hablaba de ricos. No de aberturas en una pared o puertas más pequeñas.

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[1] “La esperanza de salvación de los niños que mueren sin ser bautizados”. Informado por la agencia “Catholic News Service” (CNS)
[2] Ídem anterior.
[3] “La esperanza de salvación de los niños que mueren sin ser bautizados”. Informado por la agencia “Catholic News Service” (CNS)
[4] “El Informador”. URL: http://www.informador.com.mx/
[5] “El Informador”. URL: http://www.informador.com.mx/
[6] Evangelio de Marcos. Capitulo 10, Versículo 25.
[7] http://www.childrensermons.com/sermons/needle_espanol.htm