PATRIARCADO, MACHISMO Y REVOLUCIONARIOS

Una introducción necesaria

La historia como devenir de la especie humana y las razones de su acontecer pueden ser explicadas desde una perspectiva económico - productiva. No pretendo plantear nuevas tesis ni nuevos descubrimientos al respecto. Soy un declarado marxista, y mi visión de la historia representa a quien soy. Por tanto, en este articulo, no trato de ganar adeptos, si no de aportar modestamente a un debate que se viene desarrollando discreta pero eficazmente dentro de los círculos (cada vez más amplios) de los revolucionarios latinoamericanos. Hablo de la persistente y molesta “patriarcalización” de situaciones y acciones que son vividas o llevadas a cabo por personas que dicen llamarse revolucionarios.
Ya entendido el punto a tratar, tenemos que la economía política puede dar ciertas (1) respuestas a situaciones particulares, como la de la opresión patriarcal sustentada en el sistema económico imperante. Pero ¿solo depende del sistema imperante?, ¿estamos atados a esa condición?

Un pequeño recorrido por la Historia

La etapa de la esclavitud es la peor en cuanto a su trato para con las mujeres. Incluso dentro de los mismos esclavos las mujeres eran relegadas a posiciones más bajas dentro de la escala social. El primer lastre en ser echado por la borda, de los barcos esclavistas, cuando escaseaba la comida, eran los enfermos y las mujeres. Las violaciones de esclavas eran actos entendidos como naturales por algunos amos. Y estimulaban este comportamiento a sus descendientes.
En la etapa feudal de la historia, existía de igual manera la opresión patriarcal, el dominio fálico sobre la vulva. Baste recordar el mal llamado derecho que los señores feudales se arrogaban sobre las novias plebeyas, el “ius primae nocti,”. Por el cual el señor feudal podía compartir el lecho de la sierva recién casada en su primera noche de bodas y que el esposo podía rescatar mediante pago si el señor consentía.
La llegada del capitalismo, con la toma del poder por parte de la vanguardia burguesa, inicia una nueva etapa de la historia. Pero esta nueva etapa no supera la condición patriarcal preexistente en las anteriores formas de dominio. La mantiene y en algunos casos la aumenta o la regulariza.
Pues bien, ¿implicará esto acaso que el patriarcado es inherente a la raza humana y que seguirá así y nunca cambiara?

Avistando respuestas

La respuesta a las preguntas anteriores es paradojal. Expresa una condición absoluta, dentro de un marco en que las respuestas no deberían serlo. Todo revolucionario como tal, debería al menos entender que “revolución” parte de una premisa de cambio. Parte del progreso (de la superación) de las formas auto conservantes (o conservadoras) de los privilegiados y sus sistemas.
La etapa esclavista no sobrevivió al feudalismo y este no prevaleció ante la revolución burguesa, que dio paso al capitalismo. Es una ley histórica el hecho que un sistema dado sea superado por otro más eficiente. Y el machismo no es eficiente para la correcta realización de la revolución. Pues dentro de si guarda un sentir antiguo que ha mancillado y deshumanizado en gran parte la condición de ser mujer. El machismo es siempre un latente retorno al sometimiento de la humanidad en general, y es un sometimiento (y segregación) permanente de la hembra de la especie humana. Y la hembra es necesaria para la existencia de una especie.

Revolución, moral y revolucionarios

Aquí entro de lleno sobre el punto. El machismo no es progreso, es conservadurismo. Favorece a los oligarcas, lo mismo que a sus yanaconas. Un revolucionario no debería solo entender, debería actuar conforme a la moral de un revolucionario. El machismo es parte de la moral burguesa, la añeja moral burguesa. Esa moral que enseña que la mujer es objeto de placer para el hombre, que la mujer esta sometida al hombre, que la mujer es el sexo débil, tantos lugares comunes que de tanto oírlos ya no escuecen siquiera.
La moral revolucionaria “se opone irreductiblemente no sólo a los dogmas de la religión, sino también a los fetiches idealistas de toda especie, gendarmes filosóficos de la clase dominante” (2). Más aun, “los problemas de la moral revolucionaria se confunden con los problemas de la estrategia y de la táctica revolucionarias” (3).
La respuesta a la pregunta respecto a la inherencia de la raza humana respecto del patriarcado es un rotundo “No”. No hay tal inherencia humana, ni gen “homo sapiens” que lo lleve a someter a la mujer. Es una cuestión de sometimiento simple y llana.
¿Ha sido enseñada?, correcto. De igual forma puede ser modificada. Y esa modificación influirá finalmente en cambios de la cultura aprendida, y en el nacer de una nueva cultura: la cultura revolucionaria.
Dentro de los revolucionarios la cuestión del machismo es algo que ha de ser superado no solo en las formas. Debe partir de un fondo lógico. Pues “lo que decide para nosotros no son los móviles subjetivos, sino la adecuación objetiva. ¿Ese medio puede conducir realmente al fin?” (4)
Objetivamente las mujeres se encuentran sometidas dentro del capitalismo. Doblemente sometidas, al asumir las diferencias reales existentes entre el trato dado al macho que a la hembra; sea este trato de tipo social (Latinoamérica tiene muchas expresiones para referirse a una mujer que tiene muchas relaciones amorosas, y todas son negativas, no así las referidas al macho en la misma condición); laboral (¿Cuánto gana una mujer en relación al sueldo del hombre?, la sola existencia de esa relación es reaccionaria); médicas (la no posibilidad de acceder al aborto, aún hoy, en Chile); etcétera. Y a esto es a lo que llamamos Patriarcado.
Entonces, conocemos la existencia de esta forma de sometimiento (y segregación) paralela al capitalismo. Deberíamos comenzar por ampliar el espectro de acción de las mujeres dentro de la lucha revolucionaria (sea esta lucha realizada en todo medio posible). Pues las críticas o deseos de superación se empiezan a oír desde dentro mismo de la vanguardia:

“¿Cuántas mujeres escriben en los medios alternativos de información (inSurGente, Rebelión, Aporrea, kaosenlared, nodo50, Lahaine)? ¿Cuántas mujeres son protagonistas de las noticias que seleccionamos y difundimos?¿Cuántas mujeres participan de las estructuras de control y organización de estos medios? ¿Cómo aparecen las mujeres cuando aparecen? No estaría de más que nos molestáramos en cuantificar estas dudas, no con el afán de alimentar las vacías estadísticas si no por acercarnos un poco más a la utopía” (5)

Para finalizar y empezar a pensar

En tanto exista el sometimiento del hombre al hombre, o bien, mientras exista el dominio del hombre por el hombre, existirá el patriarcado pues este último necesita de una dominación social liderada por un grupo integrado de seres (en contraposición a la mayoría excluida) asociada a su existencia.
Puesto que es algo prácticamente demostrado que, antecediendo al patriarcado y al dominio del hombre por el hombre, existía la tierra común, sin propiedad privada, ni sometimiento y con un matriarcado bullente. Es cierto también que la desaparición del sometimiento social, redundara en el fin absoluto del patriarcado. Quizás no sea una cuestión tan simple como que lo uno implica lo otro, pero es claro que así, tal como es hoy el mundo, no hay liberación real posible. Al menos no en términos globales, pero la igualdad mujer – hombre entre revolucionarios debería ser una realidad ya. Si no, ¿Qué podemos esperar de los demás?

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Referencias:

1.- Digo ciertas puesto que no creo en respuestas de fondos ni formas absolutas, si no que en respuestas particulares a etapas históricas.
2.- “Su moral y la nuestra”, León Trotsky.
3.- “Su moral y la nuestra”, León Trotsky.
4.- “Su moral y la nuestra”, León Trotsky
5.- “¿Una perspectiva de género para los medios de comunicación alternativos? Por un periodismo no patriarcal”. Fany Miguens Lado. Articulo aparecido en “Rebelión.Org”

* La imagen que acompaña al texto tiene por titulo "Machismo" y pertenece al sitio http://richardsalcido.com/